sábado, 7 de agosto de 2010

las vueltas que da la noche

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Ayer, sin ir más lejos en el tiempo, yo tenía un plan tranquilo. Mis dos más mejores amigos, Ana y Rafa, se trasladaron desde la glamurosa Madrid a la periferia, mi ciudad natal. La noche prometía, desde luego con tan buena compañía siempre promete, además nos juntamos con los pocos licoretas que quedaban, y tras unos dardos e inspeccionar un poco el local, lo vimos un poco ausente de magia (masculina) y decidimos salir de caza.

Bueno vale, lo decidí yo, que Ana y Rafa ya forman una langosta entera.

Fuimos a ver a mi camarero favorito, que esta noche trabajaba (una nunca sale sin hacer los deberes), y tras verle acosado por numerosas mosconas y ver una barrera infranqueable alrededor de su encantadora sonrisa y esos hipnóticos ojazos azules que hielan los vasos...

ains! que me pierdo!!

Había mucha gente en el bar de mi camarero, alias "el arquitecto", porque era el cumple sorpresa de un amigo y como vi que era imposible acercarse a saludar de una manera sutil que no despertase miradas de odio y los mojitos aún no habían hecho su efecto, decidimos (decidí una vez más) dar la famosa "putivuelta".

Adoro a Ana, le gusta tanto como a mi o más criticar los especímenes que nos rodean y anoche las dos andábamos sembradas, en nuestras pesquisas, encontrados al duque alcarreño, un hetero con un pie fuera del armario, desgraciadamente al amigo de un amigo de mi ex que madre mía como estaba, y a Puck con corte mohicano y todo.
¡QUE GUAPO! 

 Después de las miradas pertinentes, un par de mordisquitos en mi labio (que no falla nunca) y un poco de meneo de cadera, el tío decidió.... que se iba. QUE SE FUE CON SUS AMIGOS Y LA MUSICA A OTRA PARTE.

En fin, que Ana y Rafa decidieron irse a casa, porque tienen conciencia e iban a estudiar hoy. Así que me marché en busca de los licoretas. Estaban todavía todos, más o menos enteros y decidiendo a donde ir ejerciendo de cierrabares, cuando apareció....

Lo bueno de dejar tu ciudad natal durante unos años, es que cambias, “digievolucionas”, sales del capullo y la gente que antes te odiaba ahora te encuentra irresistible, ¿será el cambio de perfume? Está claro que solo las mujeres tenemos ese séptimo sentido de intuir cuando un tío va a empezar con la danza del apareamiento.

El especímen en cuestión, al que yo ya conocía de antaño, encontró su oportunidad cuando el patriarca de los licoretas me abrazaba en la calle para que no tuviese frío, y viendo un flanco desprevenido se hizo con mi espalda como un koala en celo ¡qué miedo! no contento con eso, siguió abrazándome todo el camino, evitando mis comentarios de "ya no tengo frío" y el mejor que pude sacar de mi chistera

"es que soy muy torpe y seguro que nos acabamos cayendo"

no queráis que os describa su cara... la mía todo un poema.

Total, que no se como me dejé engañar para que me llevara en coche hasta el siguiente garito y debe ser que en el mundo paralelo de la testosterona eso significa un favor de grado II, o sea, sexo por transporte. QUE CRUZ!
¿dónde vio las señales este pobre desgraciado? Todos sabemos que es difícil, empezar el ligoteo, pero un par de mis miradas de “contigo no, bicho” no fueron suficientes, o es que el chico era ciego, o que no quería ver, o peor, que no quería irse solo a casa.


El resultado de la noche, es que tuve que huir en un descuido del chiquillo en cuestión, avisando a uno de mis licoretas con disimulo de que sus increpaciones pasaban a mayores y yo ya estaba en off de caza por esa noche. Así que huí de una noche que para mi estaba acabada desde hacía un par de horas, saltando como una gacelilla herida entre la gente y me fui rumbo a casa, no sin antes hacer un último intento, enviando un sms con nocturnidad y alevosía a un amigo que también debía estar off, porque no contestó.


 Así que hoy, he sacado a "el vestido" del armario, y la que no se va sola a casa soy yo.



Ya os contaré.
 



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