martes, 1 de marzo de 2011

Mi primera vez

Como ya sabéis, llevo una temporada compartiendo mi vida con… el sujeto X. Una vez más debo pediros perdón, pero volver a trabajar y convivir me deja poco tiempo para escribir, espero que esto cambien pronto (en cuanto me haga a no dormir siesta y madrugar lo tendré todo controlado).

Tengo que agradecer a mi tía, que me diese la idea de escribir sobre la vida en pareja, porque pensaba que mis “cúmulos de circunstancias” iban a tener fecha final (cuando acabase de contaros todas mis avendesventuras con los hombres), pero aquí se abre paso una nueva sección.

Con mucha ilusión y siempre moderación del sujeto X (pero no censura, tranquilos).

Para el que no lo haya hecho nunca, convivir con una persona, ya sea del otro sexo o del mismo (mucho peor del opuesto), es una deporte de riesgo, porque mostramos toda nuestra vulnerabilidad y nuestros (vergonzosos y mas oscuros) secretos.

Y eso que el sujeto X y yo aun estamos en lo edulcorado momento del comienzo, cuando aun se duerme abrazado, se come abrazado, paseamos al perro abrazados, vemos películas bélicas (¬ ¬) abrazados (mientras yo veo series en el ordenador), damos asco a los solteros abrazados… todo asquerosamente amoroso esto de ser pareja.

Solo hay una cosa que debe seguir inviolablemente privada, y no me refiero a llamar a la puerta de atrás (ya conocéis mi política de probar primero y luego criticar), me refiero a que lo único que yo comparto en el baño es el espejo mientras él se peina y yo me maquillo para ir a trabajar (cuestión de aprovechar un ratín más las sábanas).
Os preguntareis por qué no añado a la minilista de “cosas de dos en el baño” el super romántico y relajante baño de espuma (con sales, pétalos, velas ((quema pelos)) y sucedáneos,

porque, queridos lectores míos,

A menos que tengáis una bañera a la medida de un tanque para albergar a Flipper y toda su familia (y me quedo corta), es un trabajo de chinos que dos personas de tamaño medio (como sujeto X y una servidora) quepan en una bañera Standard (de las que ponen en los pisos que no salen en el programa de “¿quién vive ahí?

Es imposible sobrevivir en estos unizulos acuáticos sin que te claves el grifo, te sientes encima del tapón o se te salgan las piernas, tengas que desencajarte un hombro, o un sin fin de cosas horribles que pasan en una bañera monoplaza cuando la conviertes en patera, por eso la bañera de Pretty Woman,

ERA UNA PISCINA OLÍMPICA Y NO UNA JOFAINITA.

Una servidora da gracias de que el termo del agua caliente sea solo de 30 L. Y no se pueda llenar la bañera, porque la última vez que compartí baño, (haced un cálculo aproximado de mi edad y mi desventurado acompañante) me tuve que salir corriendo de la misma tras los gritos desesperados del chico en cuestión que había terminado la fiesta (sin mi, todo hay que decirlo) y creía que sus súper-espermatozoides de quinceañero precoz (vaya! He dicho su edad) iban a dejarme embarazada, atravesando el agua jabonosa y todo. (cuanto daño, de verdad, cuanto daño!!)

Y desde luego, bajo ningún concepto, nunca está permitido entrar al baño cuando hay otra persona dentro y no se sabe a ciencia cierta lo que está…haciendo, ya me entendéis. Por eso Monesbol puso pestillos en la puerta de los baños y las habitaciones de matrimonio, lo siento teenagers, pero no tenéis derecho a intimidad (eso me decía mi madre cada vez que entraba en mi cuarto sin llamar y estaba acompañada).

Mi profesora de literatura del refinado colegio de monjas al que asistí en mi ciudad natal, nos dejó muy claro porque se le llamaba retrete, el lugar más íntimo y recogido de la casa (ya desde tiempos inmemoriales se llevaban lectura, que quede claro).
Menos mal que sujeto X, no es como mi señora madre, que entraba sin llamar, a hacerte el resumen diario de la escalera de vecinos en mi momento all’bran.
¡¡Minipunto para mi chico, que sabe respetar la intimidad de las mujeres!!


Pero, aquí viene lo embarazoso de la historia (como dirían los ingleses),estando yo viendo series, cada uno en su parte del sofá (y yo que doy gracias a eso, de no estar los dos edulcoradamente abrazados viendo una peli), es lo que tiene tener alergia y compartir casi las 24h del día, que se me has escapado…. un pedo.

Se me ha escapado, LO JURO, lo juro por lo más sagrado, por las rebajas de Blanco y su tienda online que me muera sin comprarme nada más, que una tos puñetera (porque no tiene otro nombre), y en vez de fingir como una dama y hacerme la longuis o echarle la culpa al perro que dormía plácidamente debajo de la mesa,

Me he echado a reír, y lo mejor de todo, es que él, se ha reído conmigo.

¿se habrá perdido el romanticismo y el aparentar ser perfectos?

Puede que sí, pero estoy segura que después del primer pedo en pareja,

esto se puede llamar convivencia.

1 comentario: